martes, 9 de agosto de 2016

Nicaragua y Guinea Ecuatorial: dos dinastías ladronas

Por José E. Mosquera

Ambos son regímenes autoritarios, populistas, corruptos y violadores de derechos humanos, según José E. Mosquera

Nicaragua y Guinea Ecuatorial son dos países con unas cleptocracias perfectas. El primero, uno de los países más pobres de América Latina. El segundo, uno de los países petroleros más ricos de África. Países que viven bajo regímenes de dinastías autoritarias, populistas, corruptas y de graves violaciones de los derechos humanos y de las libertades ciudadanas. La corrupción institucionalizada por las familias de los tiranos y sus círculos del poder se han convertido en uno de sus peores lastres en ambos países. En efecto, la corrupción es uno de los principales factores que mantienen a más de la mitad de sus habitantes en la pobreza extrema. Según Transparencia Internacional, Nicaragua y Guinea Ecuatorial se sitúan entre los países más corruptos del mundo.

Unas tiranías disfrazadas de “democracias”, refrendadas mediante procesos electorales fraudulentos. Guinea Ecuatorial desde 1979, vive bajo el régimen dictatorial de Teodoro Obiang Nguema, uno de los dictadores más longevos, sanguinarios y despiadados de África. Un tirano que lleva 37 años, controlando todos los hilos del poder en esta nación africana.

Obiang tiene un dominio absoluto en todas las ramas del poder público y para consolidar su poderío económico, aprobó una norma que obliga que todas las empresas extranjeras que operan en su país, tienen que tener un socio de Guinea. Mediante esas maniobras su familia estructuró un poderoso holding empresarial que domina el poder económico en el país.

Su familia es la accionista mayor de empresas y bancos como Ecocsa, Somagec, General Works, Sogeco, AraB Contrators, Seguibat, Societe General de Banque, Bgfi Bank, entre otras. El hijo mayor del tirano, Teodoro Obiang Mangue” Teodorin” es, desde 1995, el poder de detrás del trono: vicepresidente, ministro de Agricultura, embajador ante la Unesco y vicepresidente del partido del gobierno, en un régimen dominado por un nepotismo absoluto.

La cleptocracia de la familia Obiang es tan poderosa que se ha institucionalizado en todas las estructuras del Estado, donde no existen normas que prohíban que sus empresas tengan negocios directos con el Estado. Su descaro ha llegado a los niveles que en el mismo ministerio de Agricultura, una de sus empresas La Somagui Forestal es beneficiaria de las más grandes concesiones de explotaciones forestales en el país.

La familia Obiang no sólo controla las grandes explotaciones madereras, sino las exportaciones hacia Europa. Su hermano Gabriel Mbega Obiang, dirige los negocios petroleros y energéticos de la familia y del país, mientras que un primo las grandes obras de infraestructura y otros familiares cercanos el ministerio de Hacienda y las fuerzas militares.

En Nicaragua el presidente, Daniel Ortega, también controla todas las ramas del poder y con la destitución de los legisladores de la oposición en el parlamento, acaba de instaurar un régimen despótico de partido único. Su última movida dictatorial fue nombrar a su esposa Rosario Murillo, como su fórmula vicepresidencial para las próximas elecciones de noviembre.

La familia presidencial de Nicaragua, sigue los mismos pasos de la familia Somoza. La familia presidencial Ortega Murillo, controla negocios claves dentro de las estructuras del Estado. Es dueña del grupo Alba, un millonario emporio de negocios petroleros y de energía, de transporte, agroindustriales; maquinarias, turismo y de negocios bancarios e inmobiliarios. Además, de un poderoso conglomerado de medios que incluyen canales de TV, emisoras de radio y periódicos.

Su hijo Laureano Ortega Murillo, asesor presidencial de inversiones, mueve los hilos de Pro Nicaragua, una institución estatal que promueve oportunidades de negocios en Nicaragua y fue el artífice de la concesión de la construcción del Canal Interoceánico al multimillonario chino, Wang Jing.


Su otro hijo Rafael Ortega Murillo y su esposa Yarida Leets, controlan la empresa Distribuidora Nicaragüense de Petróleos, conglomerado que domina el sistema de distribución de gasolina en el país. Juan Carlos Ortega Murillo y sus otros hermanos dirigen la poderosa red de medios. De manera que la familia presidencial Ortega Murillo ha originado una nueva cleptocracia que mueve renglones claves de la economía nicaragüense, similares a la que existió en a la era de la dictadura de Somoza.


Fuente : Las 2 orillas

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